viernes, 1 de marzo de 2013

Nuestro derecho al agua: una guía para implementar el reconocimiento del derecho al agua y al saneamiento de las Naciones Unidas


¡Recomendamos!
Nuestro derecho al agua:
Por Maude Barlow, Presidenta Nacional del consejo de Canadienses.  

Nuestro derecho al agua: una guia para las personas para implementar el reconocimieinto al agua  y al saneamiento de las Naciones Unidas
Muchas personas defensoras de los derechos humanos conocen las recientes resoluciones de la Asamblea General de la ONU y del Consejo de Derechos Humanos,  aprobadas en 2010, en las que por fin se reconoce el derecho humano al agua potable segura y al saneamiento como “esencial para el pleno disfrute del derecho a la vida”. Pero pocas lo pueden contar como Maude Barlow, quién comienza esta guía describiendo el ambiente que se respiraba en la Asamblea General, el día en que se votó la resolución A/RES/64/292 :

«Para aquellos de nosotros que nos encontrábamos ese día en el balcón de la Asamblea General, la atmósfera estaba cargada de tensión. Varios países poderosos se habían alineado para oponerse a la resolución, de manera que se debía someter a votación. Pablo Solón, el embajador de Bolivia ante la ONU, presentó la resolución recordándole a la Asamblea que casi dos tercios del cuerpo humano se compone de agua…»

Su relato continúa transmitiendo la emoción de ese día histórico, para a continuación plantear por qué es tan necesario este reconocimiento del derecho al agua potable y al saneamiento por parte de la comunidad internacional, en un momento en que la desigual batalla por la apropiación de las fuentes de agua y la privatización de su gestión y explotación está enfrentando a corporaciones multinacionales frente a la gente común, y perjudicando especialmente a los más débiles: grupos indígenas, comunidades rurales, etnias o grupos marginados, mujeres, y en general familias sin recursos de todo el mundo.
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Barlow plantea cómo la sociedad civil puede utilizar estas dos resoluciones, A/RES/64/292  y A/HRC/RES/18/1 (además de la inspiradora Observación Nº 15, de 2002, del PIDESC, (el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales) para exigir a sus gobiernos que respeten, protejan y cumplan progresivamente este derecho, puesto que es jurídicamente vinculante, y de cuyo cumplimiento los estados deberán rendir cuentas.

Recomendamos vivamente la lectura de esta guía de la activista de derechos humanos y ecología Maude Barlow, cuya tarea infatigable en favor del reconocimiento del derecho humano al agua y saneamiento le ha valido el premio nobel alternativo en 2005, diez doctorados honoríficos y el respeto y gratitud de cientos de movimientos civiles de derechos humanos en todo el mundo.


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